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El cementerio de los likes

La tercera temporada de la serie inglesa Black Mirror, se estrena con un capítulo «Nosedive», «Caída en picado» en España. Una joven se obsesiona con la popularidad en las redes sociales y emprende un viaje que no acabará como esperaba. ¿Distopía? ¿Realidad? ¿Obsolescencia cultural programada?

Hace unos meses, la Editorial Espasa tuvo que, según diversos medios, desmentir que el ganador del «III premio EspasaEsPoesía», fuese un robot. El comunicado que emitió la editorial, según cita El País, expone que los versos de Rafael Cabaliere tiene «un tinte juvenil y motivador, fresco y urbano, con cientos de miles de seguidores». 

No conozco al autor y por supuesto no tengo criterios para valorar el trabajo por el que fue premiado, pero que uno de los principios esgrimidos por la editorial fuese, «miles de seguidores», me revolvió y provocó una reflexión que me gustaría compartir con ustedes. 

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, publicaba en su página web las bases del concurso «Certamen de canción de Jóvenes Studio Edition». En las mismas se podía leer: «El sistema de votación se efectuará a través de LIKES en los vídeos de participación de los/as participantes. (…) La decisión de los ganadores/as de la Gran Final quedará en manos del público».

Yo también tuve una experiencia personal con los likes. Un grupo editorial, después de leer mi manuscrito, me solicitaron, textualmente, «un informe de sus redes sociales». Surge el dilema. ¿Si mi texto hubiese sido pésimo pero mis redes sociales hubiesen rebozado seguidores, el dictamen de los editores hubiese sido otro?

Son solo ejemplos, pero seguro que ustedes conocen otros tantos. El mercantilismo de la creatividad está preso por los caprichos digitales y la capacidad de los creadores para llamar la atención en los laberintos digitales.

Entiendo que, al amparo de las grandes empresas de comunicación, se pongan en marcha mecanismo que provoquen que el público sienta que participa escribiendo el guión y tomando decisiones como treta publicitaria.

Pero deberíamos de saberlo, ¿no? Deberían de incluir algún aviso, por ejemplo: «Este certamen no valora la calidad del producto, sino la cantidad de seguidores».

Sin desmerecer a los ganadores de los certámenes, me pregunto si este tipo de votaciones responden a la valoración de un trabajo creativo, serio, diferente, motivador, transgresor y con criterios o busca engrandecer a las entidades convocante.

Por cierto, no se olviden de darle a «me gusta» a este artículo.

Montaje de Daniel Martín Castellano sobre fotografía de Fey Marin en Unsplash

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